Ayer vi la playa en un majestuoso estado salvaje. Y mientras atardecía, la arena formaba enigmáticas figuras junto al mar (que siempre me recuerda lo importante). Aunque esta vez, acorde con los días de mi vida, la playa se comportó como el amigo que te reta a tomar las llaves del carro de tus padres cuando eres adolescente, o el que te dice que luces como abuelo si no le quieres acompañar a una fiesta, e incluso como el que esconde tu cartera en un bote de basura. Y yo, conforme al plan, me mantuve tranquila observando las mentiras. Después vino la tormenta.
Sí, lo que siempre he buscado es la libertad del viajero. Sí, los únicos que podemos sabotearnos somos nosotros mismos.
Sí, lo que siempre he buscado es la libertad del viajero. Sí, los únicos que podemos sabotearnos somos nosotros mismos.
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